3/4 taza de tomates secos
1 diente de ajo majado
1 cucharada de piñones
1/4 taza de aceite de oliva
200 g de espinacas
1 base fina de pizza de harina integral
1 cebolla roja mediana en rodajas finas
2 tomates medianos cortados en cuñas
8 filetes de anchoa, cortados en tiras finas
150 g de queso feta marinado, escurrido y desmenuzado

Precaliente el horno a 210ºC.
Ponga los tomates secos en un cuenco pequeño y cúbralos con agua hirviendo.
Déjelos reposar durante 5 minutos y escúrralos bien.
Ponga en la batidora los tomates secos, el ajo y los piñones; bátalos durante 20 segundos; o hasta que estén bien picados.
Sin apagar el motor, vierta el aceite en hilillo fino y continúe batiendo hasta que la mezcla esté homogénea.

Quite los tallos a las espinacas y lave bien las hojas en agua fría; póngalas en una cazuela grande sólo con el agua que les quede de lavarlas.
Tape la cazuela y cuézalas a fuego lento, removiéndolas de vez en cuando, hasta que se ablande.
Una vez reblandecidas, retírelas del fuego, déjelas enfriar y séquelas sobre papel absorbente.

Extienda una mazcla de los tomates secos sobre la base de pizza.
Ponga una capa de hojas enteras de espinaca y reparta por encima la cebolla: corte las cuñas de tomate en cuartos y colóquelos por encima.

Distribuya de forma equitativa las tiras de anchoa por encima del tomate y reparta el queso feta previamente desmenuzado.
Hornee la pizza durante 25 minutos aproximadamente, hasta que vea que la masa está bien dorada.
Córtela en cuñas y sírvala inmediatamente.